Miki Leal

Información

Trabajando siempre sobre papel, Miki Leal desarrolla una figuración abstracta muy personal con tintes pop y oníricos. Como si de fantasías se tratara, las escenas que crea con una depurada técnica pictórica son ensoñaciones de formas y colores extraídos directamente de las tribulaciones de la mente del artista. Su método de trabajo utiliza la asociación para encontrar hallazgos que desarrollar con la energía, fuerza y versatilidad que caracteriza su pintura. «He pasado por diferentes procesos creativos, aunque siempre ha sido un proceso propio de pintor abstracto, pues siempre parto del blanco. Lo importante es tirar del hilo hasta que se conforma algo que aluda a cosas que tienes en la cabeza, presentes en ese momento.»

La variedad de temas representados es inmensa. Se podría decir que plasma todo su universo personal a través de la música, el cine, la literatura, los viajes o las personas cercanas a él. Con un optimismo muy sevillano, Miki Leal hace frente a su tarea como artista. Sabe que su arte es auténtico y lo dice sin reparos. Su trabajo reciente se centra en el paisaje y la acuarela, una técnica que domina a la perfección como ha demostrado en no pocas ocasiones a través de exposiciones dentro y fuera de España en una trayectoria cada día más afianzada.

María de Corral

Sobre su obra

Cine, jazz, fotografía o literatura, todo cuanto pasa por Miki Leal se transforma al fin en lenguaje pictórico. Cuando le preguntan, le gusta decir medio en broma y medio en serio que en su obra se limita a hablar de sí mismo. Y aunque diga la verdad, está mintiendo, porque el mundo que mira no es el mundo que vemos, sino el que absorbe, retiene y modifica a su antojo con la libertad egoísta e inevitable del creador.

Las obras de los buenos artistas desafían el tiempo y «continúan viviendo como los relojes de pulsera de los soldados muertos», decía Cocteau, y Miki Leal es un ladrón de relojes. En realidad todos los artistas lo son, novelistas que violan historias ajenas o la propia Historia del hombre para «hacer de ella hermosas criaturas» y pintores que se alimentan de imágenes (en este caso de cine) para hablar de sus propios sueños. Todo es posible y legitimo. Esa es, tal vez, una de las razones por las que los fotogramas elegidos por Miki Leal son precisamente aquellos que ya no cuentan nada; aquellos que son pura imagen y nada más, la imagen que por unos cuantos segundos es cuadro inmóvil en la pantalla. No hay una intención narrativa en ellos, ni siquiera en su conjunto. Y esa es la clave de toda su obra: las imágenes abiertas y profundas que se extienden más allá de la propia imagen representada.

Mikitology es el territorio donde Miki Leal pinta o vive; donde mira otros cuadros, elige escenas de películas, selecciona portadas de discos o descubre libros. Mikitology es un mundo personal; críptico, donde el artista, de forma absolutamente inocente, no permite entrar a nadie, sólo asomarse a ratos a los que nos acercamos con interés y curiosidad, abriéndonos como un perfecto anfitrión sus puertas mientras despliega en el suelo o cuelga en la pared los papeles donde se han ido quedando los restos de las vidas que Miki Leal fabrica.

María José Solano Franco

LAS ZAPATILLAS (DEPORTIVAS) ROJAS

Me presentaron a Miki Leal en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en Sevilla. Todavía no conocía su obra y guardo un recuerdo especial de las zapatillas deportivas que calzaba aquel día, de un rojo tan intenso que al moverse daba la impresión de danzar vertiginosamente.

Nunca había visto unas zapatillas con ese tono bermellón brillante, jugoso, deslumbrante… Alguien capaz de calzar unos zapatos como esos tenía que ser, sin duda, una persona muy segura de sí misma, y a mí, las zapatillas me gustaron tanto que aún siento envidia por la naturalidad con que Miki las calzaba. Más tarde vi dibujos suyos, unos dibujos muy livianos, que parecían apuntes, en los que las formas, figuras y manchas se distribuían por la superficie sin orden aparente, dejando mucho espacio en blanco, como anotaciones espontáneas de ideas sobre unas hojas de papel. Y, sin embargo, me pareció evidente que me encontraba ante la obra de un pintor. Un pintor con un sentido del color que hace del mismo el verdadero y principal protagonista, aquello que prevalece y perdura en el recuerdo.

Cuando más adelante lo comenté con él me dijo que se sentía pintor; que incluso cuando empleaba el papel, el bolígrafo o la tinta, pensaba en sí mismo como pintor. Los trabajos de Miki Leal no parecen nacer del impulso de un deseo o de la necesidad de respuesta a la generación anterior: asume todas las tradiciones artísticas y lo mismo echa mano de ellas que las ignora; incorpora cuantos elementos se cruzan en su camino o por su cabeza, con total desparpajo y sin obligaciones programáticas. En su última exposición en Madrid, cada una de las piezas contaba una historia distinta cuyo sentido no alcanzaba a comprender, pero en todas me pareció percibir que la narración era un elemento más de la obra que no resultaba imprescindible conocer. Me parecieron repletas de sugerencias: canciones, escenas de documentales televisivos, de cine, de noticiarios o simplemente inventadas, no hacían sino sugerirme y contarme un mundo propio a través de la pintura. La frescura, el desenfado, el ritmo y el sabio uso del color constituían el verdadero tema de aquellas obras.

Sus obras parecen hechas un poco al azar, sin la más mínima pretensión de alarde o de oficio. A veces alguna está pintada como un telón de fondo que, de cerca, resulta inverosímil y sólo a distancia produce el efecto adecuado.

Sin embargo todo está hecho sin trucos, con naturalidad, con frescura, como si la pintura surgiera fluida, sin el menor esfuerzo. Hay artistas que parecen tener un don innato y es admirable, pues todos sabemos que hasta la voz más hermosa tiene que educarse para hacernos creer que su canto fluye milagrosamente. Algo parecido me sucede cuando contemplo las obras de Miki Leal, y creo que no se sentiría incómodo ante una «pérdida de control» como la de aquel personaje de Disney que jugaba a mago y al que finalmente se le iban de la mano sus poderes.

Seguramente se divierte asumiendo ocasionalmente ese papel y mostrando, sonriente, que el carácter de sus obras se corresponde con su permanente inquietud y su lado de niño travieso.

A lo mejor, aquellas zapatillas (deportivas) rojas estaban encantadas, como pensé en alguna ocasión, y su efecto perdura a pesar de que ya no las calza. O quizás sea que el color de las zapatillas se lo inventó él, que del manejo del color sabe de sobra.

Ignacio Tovar

2007

CV

Sevilla, 1974.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

2010 Il Cellesse. Galería Fúcares, Madrid.

La Cabaña / De la Costa Azul a la Selva Negra. Becas de Artes Visuales Cajasol 2010. Centro Cultural Cajasol, Espacio Escala y Sala Imagen, Sevilla; Hospedería Fonseca, Salamanca.

2009 Mikithology. Galería Fúcares, Almagro.

Trasfábula (con Abraham Lacalle y MP & MP Rosado). Sala de exposiciones Hospedería Fonseca. Universidad de Salamanca.

The end. Benveniste Contemporary, Madrid.

2008 Ieri, oggi, domani. Galería Alessandro Seno, Milán (Italia).

Con el viento de cara. Galería Rafael Ortiz, Sevilla.

Frenhofer y La Laguna. Galería Maribel López, Berlín (Alemania).

2007 Balada Heavy. Galería Magda Bellotti, Madrid; Galería Milagros Delicado, Cádiz.

2006 El estudio del pintor. Galería Paolo Maria Deanesi, Rovereto (Italia).

2005 El manantial, el nadador y la pintura. Galería Magda Bellotti, Madrid.

2003 Canadalia. Galería Magda Bellotti, Madrid.

Mikithology. Galería Cavecanem, Sevilla.

2001 Patrulla RCH 2001, proyecto de la Richard Channin Foundation para la Galería Cavecanem, Sevilla.

2000 Proyecto para un oasis. Galería Isabel Ignacio, Sevilla.

EXPOSICIONES COLECTIVAS MÁS RECIENTES

2012 Lejos de casa. Comisariada por Virginia Torrente. Galeria Mas Art, Barcelona.

2011 El puente de la visión. Museo de Arte Contemporáneo de Santander y Cantabria, Santander.

Colección de pintura contemporánea internacional. Fundación Barrié, Sede A Coruña.

Miki Leal & Abraham Lacalle. Baldini Baker: The Spanish Syndicate. Comisariada por Kevin Power. Track 16 Gallery, Santa Mónica (Estados Unidos).

S/T. Gran Vía 67, Madrid.

2010 Sevilla, ozú, qué caló! Comisariada por Jesús Reina

Palazón. Galería Fúcares, Almagro.

La imagen y el animal. Comisariada por Javier Sánchez. Sala de exposiciones del Palacio de los Condes de Gabia, Granada.

2009 El tiempo que venga. La colección IX. Comisariada por Daniel Castillejo. Artium, Vitoria-Gasteiz.

Auto. Sueño y materia. La cultura del automóvil como territorio crítico y creativo. Comisariada por Alberto Martín. LaBoral Centro de Arte y Creación Industrial, Gijón; CA2M, Móstoles.

2008 Imágenes latentes. Comisariada por Alberto Martín. Galería Fúcares, Madrid.

2006 Planes futuros. Baluarte, Pamplona.

Imágenes de la pintura. El pintor en su estudio. Museo de Cádiz.



Obras en Exposición